En
el umbral de la agonía, el atleta sufre, el maratoniano reta. Ayad Lamdassem no
pudo superar el muro del maratón en su debut en la distancia. En el Lake Biwa
(Japón), el fondista vio una cara del atletismo que hasta entonces desconocía.
Su
entrenador Antonio Cánovas recuerda el pasado 4 de marzo como un auténtico
calvario. “Ayad cogió una hipotermia de pelotas. Después de 30 años de maratón,
nos encontramos con un
día de cinco grados y lluvia”, alega. “Con 52 kilos y una
semana de adaptación no pudo con ese frío y una humedad del 85%”. Algunos
africanos tampoco. “Salvo el que ganó, que vive allí, la mayoría de keniatas y
etíopes se retiraron”.
Cánovas
se lamenta porque Lamdassem estaba entrenando bien, pero en otras condiciones
climatológicas: “El chico iba para hacer una gran marca, en los entrenos hacía
muchos kilómetros a 3:10 sin quitarse tan siquiera el chándal”. El atleta entró
en meta, “por ser la primera quiso terminar”, tiritando, con escalofríos, en un
estado físico límite. Su
reacción valió más que cualquier marca que pudiese haber
logrado. Al intuir la figura de su entrenador se giró hacia él y le espetó:
“¡Voy a correr otro! ¿Cuándo es el próximo?”.
Dos platos bien fríos
“Podría
perfectamente conseguir la mínima en otro maratón en abril, pero iría a los
Juegos de paquete, con tres maratones en muy poco tiempo”, aclara Cánovas.
“Ahora Ayad está en Marruecos por un tema familiar”, pero en unos días
regresará a España para asistir a la gala de la Fundación ANOC, el próximo 13
de abril. “Después irá a Irlanda para correr un 10.000 en ruta junto a Bekele”.
Aunque
no estaba previsto, Lamdassem volverá a la pista. El
3 de junio en la Copa de Europa de Bilbaobuscará ganar
confianza de cara al Europeo de Helsinki. Allí tendrá la opción de sellar su
primera gran venganza, la de los 10.000 metros lisos. Todavía está en su retina
Barcelona 2010, donde quedó cuarto por un despiste. “En el Campeonato de Europa
tiene calidad para ganar”, afirma Cánovas. Luego vendrían los Juegos, si logra
redimirse con sus zapatillas de clavos.
El gran objetivo del año
Lamdassem tiene más hambre que nunca. “En Japón vivió una situación irreal”,
manifiesta su entrenador. Los próximos meses tendrá que readaptarse al que era
su medio para lograr los mejores resultados. Cánovas lo tiene claro: “No veo
por qué no va a hacer una buena marca, siempre las ha hecho”.
Sin
embargo, su venganza va más allá del tartán. Un lugar y una fecha que Ayad se
ha tomado como algo personal, un plato principal que quiere servir frío para
despejar todas las dudas: “La pista también valdrá para prepararnos para el que
ahora es el gran objetivo del año: el Maratón de Berlín, el 30 de septiembre”.
Allí, al atravesar la Puerta de Brandeburgo, el misticismo que rodea al maratón
volverá a examinarlo. Y Lamdassem, esta vez, no quiere responder con una
pregunta.
Foto y Fuente: Marca.com
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