miércoles, 14 de marzo de 2012

“Oscar, ponte las piernas”


Oscar Pistorius.
Oscar Pistorius tardó muy poco en ganarse al público del Global Sports Forum, que hubiera tenido suficiente con algunas de las imágenes que se proyectaron en la sala, como aquellas en las que se le veía compitiendo en los Mundiales de Daegu del pasado verano: un chico con sus piernas amputadas corriendo por la calle ocho contra rivales sin ninguna discapacidad física. Pero Pistorius derrochó simpatía y sencillez desde que se subió al estrado: “Cuando nací tuve un déficit óseo y mis padres tuvieron que decidir tomar la drástica decisión de amputarme las piernas. De
pequeños, mi madre nos despertaba y nos decía a mí y a mi hermano: 'Tú, ponte los pantalones, Oscar, ponte las piernas”, contaba. “Pero tengo muchas ventajas. No me sudan los pies”, añadió con una sonrisa.

El objetivo, ahora, de este ambicioso velocista de 25 años es clasificarse para los Juegos de Londres de este verano y no limitarse a brillar solo en los Paralímpicos. “Queda muy poco, eso significa mucho entrenamiento y muy poco para todo lo demás”. Nacido en Johannesburgo (Sudáfrica), empezó a correr porque sus padres nunca quisieron llevarle a un colegio diferente al de sus hermanos, así que también practicaba deporte después de las clases, como ellos; se hizo daño en la rodilla jugando a rugby y poco después empezó a correr para recuperarse. “Ocho meses después me convertí en campeón paralímpico de 200 metros”, rememora.

 

 Y explica que desde 2006 se ha centrado en mejorar sus prestaciones en los 400 metros. Superada ya la polémica sobre si sus prótesis eran o no una ventaja para él -“al final, se resolvió que no era así, aunque se han puesto limitaciones, porque sí se podría construir una prótesis que diera una ventaja sobre los rivales”-, el sudafricano habla maravillas de esa extensión que le permite vivir de su talento en las pistas.

“Es una prótesis deportiva hecha de fibra de carbono; por debajo se le han añadido los tacos para tener buen agarre. Es muy ligera. No es estética, pero es muy eficiente desde punto vista energético, tiene gran durabilidad y me da mucha confianza. La llevo utilizando desde 2004”, explicaba mientras la protagonista involuntaria de la charla pasaba de mano en mano y era inspeccionada por los asistentes. “Devolvédmela, que no tengo otra y esta tarde tengo que entrenar”, avisa. Y recuerda que llevaba siete años corriendo cuando le impidieron usar la prótesis por creer que le aprotaba unos beneficios que otros no tenían: “Sentí que me habían quitado algo, como si yo no mereciera correr”.

Sebastian Coe
El otro gran protagonista del día fue un mediofondista: Sebastian Coe, que marcó una época en la década de los 80 y es hoy el presidente de Londres 2012. Coe contó tras ganar la organización de los Juegos viajó a Barcelona para encontrarse con Pasqual Maragall. “Queremos ser como Barcelona 92, todos lo quieren”, concede. Y explica por qué: “Estoy muy interesado en dejar un buen legado, quería saber no solo cómo trabajó la ciudad en cuanto a las nuevas infraestructuras, sino cómo se consigue aprovechar todo lo invertido”. Confiesa que desea que al llegar el día después de terminada la competición no tenga nada que lamentar, se conforma con que todo se desarrolle sin problemas: “Unos Juegos no es momento para sorpresas”, dice. Si tuviera que pedir un deseo, pediría ser capaz de poner todo a disposición de los deportistas para que estos puedan triunfar. “Ellos son nuestros clientes más importantes”. Sabe de lo que habla.

Fuente: Deporteselpais.com




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