martes, 15 de noviembre de 2011

Maratones, sólo para hombres… hasta 18 de abril de 1966.

Por Michael Núñez


Roberta Louis, al finalizar su primer maratón.
En el 1966 correr un maratón parecía una utopía para cualquier mujer. En aquellos años, donde aún la mujer tenía tantas limitaciones, y un rol que socialmente estaba pautado, “Bobbi” Gib, desafió el sistema convirtiéndose en la primera mujer en correr un maratón.

Roberta Louis, el cual era su verdadero nombre, nació en el 1940 y se crió en los suburbios de Boston Massachusset. Estudió en el Museo de Bellas Artes de Boston y en la Universidad de
Tufts, escuela de Estudios Especiales. Desde entonces, esta joven fue demostrando su pasión por correr; y tanto así, que ya para el 1962 corría por los bosques fondos de hasta 8 millas con los perros del vecindario, algo inusual, ya que las mujeres de aquel entonces sólo corrían distancias cortas.

Más adelante, y durante sus estudios en la universidad, Boobi conoce a quien sería su esposo, un corredor de fondo llamado William Bingay. La pareja se casa el 5 de febrero de 1966, y diariamente corrían hasta 8 millas, la distancia necesaria para llegar a la universidad. Esta joven atleta, por la falta de calzado femenino para fondo, realizaba sus recorridos  en unos zapatos de enfermera.

Katherine Switzer, luchando con los jueces de la AAB.
Para abril del 1966, y con la plena convicción que puede realizar un maratón tanto como cualquier hombre, Gibb se enfrenta sin éxito a la Asociación de Atletismo de Boston (AAB) para tratar de ser aceptada a correr el maratón, 42.195 kilómetros para ser exactos. Sin embargo, su pasión podía más que todos los hombres que le negaron la oportunidad (ya que los organizadores eran todos hombres); y escondida en los arbustos, salió al momento del pistolazo y se atrevió a completar esta hazaña que hasta entonces parecía imposible ante los ojos de muchos; y por supuesto, sin la autorización de la Unión Atlética Amateur (UUA). Por la creencia arcaica de que una mujer era fisiológicamente no apta para correr un maratón, no se registraban en las carreras. Siendo una milla y media la distancia más larga de atletismo para este sexo. Roberta Gibb demuestra que sí se puede, convirtiéndose en la primera mujer en completar un maratón. Y Así pasaron tres largos años, la joven atleta escondiéndose en entre los arbusto para poder correr el maratón, y sin tener un número oficial para que participara.

Nina Kuscsick
Después de toda su lucha, Gibb se abre las puertas al atletismo de fondo tras la aceptación de mujeres por parte de la UAA en este tipo de competencias. Sin embargo, la AAB que continuaba con la discriminación y aún sin inscribir mujeres, obliga a Gibb en 1967 a correr sin dorsal. Ese mismo año, La fondista Katherine Switzer se inscribe sin identificarse claramente como femenina, firmando solamente con sus iniciales (K.S.) y logrando así obtener un número en la competencia y ser “oficialmente” la primera mujer inscrita en un maratón. Los oficiales de la AAB trataron de quitarle el número y sacarla de la competencia, pero la UUA e incluía este evento de dicha norma.

En 1968, bajo la excusa de falta de cupo, Boston continuaba dejando las mujeres fuera. No fue hasta el 1971 que Nina Kuscsick gana el Maratón de Boston, siendo la primera campeona oficial. Este año, la competencia contó con 8 mujeres, llegando todas a la metas y rompiendo los mitos hasta el día de hoy. 


Roberta Gibb, en silencio ha demostrado la verdad.

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