Ben Johnson |
El
atleta canadiense Ben Johnson protagonizó junto a Carl Lewis la final de los
100 metros libres en los Juegos Olímpicos de Seúl 1988, una de las definiciones
más recordadas de la historia, no solo por su espectacularidad en lo deportivo
y el registro de un récord mundial impensado para la época, sino también por la
polémica desatada por el dopaje de Johnson.
Nacido
un 30 de diciembre de 1961 en Jamaica, Benjamin Sinclair Johnson emigró a
Canadá en 1975, junto a su madre y a sus seis hermanos. Su adaptación al país
del norte fue difícil debido al
cambio de clima, pasaron de temperaturas
caribeñas al frío invierno con nieve. Además, era tartamudo e introvertido, por
lo que asistió a aulas para niños con problemas de relación.
Tras
nacionalizarse canadiense en 1976, fue seleccionado cuatro años más tarde por
el equipo del país norteamericano para acudir a los Juegos Olímpicos de Moscú
1980. Sin embargo, fue recién en los Juegos de Los Ángeles 1984 donde consiguió
su primer éxito: la medalla de bronce por detrás de Carl Lewis, en un duelo que
se agigantaría con el tiempo.
Pero
el momento más importante y significativo en la carrera de Johnson sucedió en
el mediodía del 25 de septiembre de 1988, durante los Juegos Olímpicos de Seúl,
en la final de los 100 metros. Ben Johnson, el del cuerpo de pesista y dueño
del récord mundial, y Carl Lewis, ganador de cuatro medallas de oro,
protagonizaban el enfrentamiento tan esperado.
A
las 13:00 sonó el disparo de largada. Por el carril seis, Johnson sacó rápida
ventaja. Por el cuatro, Lewis intentaba acortar distancias, aunque su ataque no
dio resultado. Cuando faltaban pocos metros, el canadiense, ya con la seguridad
de que ganaría, giró la cabeza hacia su izquierda y levantó el brazo derecho
para celebrar que era el número uno.
"Me
gustaría decir que mi nombre es Benjamin Sinclair Johnson Junior y este récord
mundial durará 50 años, tal vez 100", fueron las palabras del canadiense
tras bajar cuatro centésimas de segundo su propia marca mundial,
estableciéndola en 9,79s. Johnson se transformaba en el hombre más rápido del
mundo, dejando dos metros atrás a Lewis, quien finalizada la carrera fue a
felicitar al canadiense, pero prácticamente fue ignorado.
Sin
embargo, el asombro y la admiración del mundo por el brillante desempeño de
Johnson durarían poco. Tan solo dos días después, en la madrugada del 27 de
septiembre se confirmó que había consumido estanozolol, un esteroide que
aumenta la fuerza y la potencia de los músculos, lo que le valió la
descalificación por dopaje y dos años de suspensión. Finalmente, Carl Lewis
recibió la medalla de oro, Linford Christie obtuvo la de plata, y Calvin Smith
se quedó con la de bronce.
El
reinado de Johnson había caído y su nombre quedaría indefectiblemente ligado al
uso de sustancias prohibidas en el deporte. El resultado de su análisis impactó
al mundo y tuvo una repercusión tan grande, o incluso más, que la carrera
disputada en Seúl.
En
el año 1991, Ben regresó a las pistas pero sin demasiado éxito. En 1993, cuando
comenzaba a mejorar sus tiempos, dio positivo en un control antidopaje y fue
suspendido de por vida. El ministro de deporte federal de Canadá, Pierre
Cadieux, se refirió a Johnson como una desgracia nacional, y le sugirió que
considerase volver a Jamaica. El atleta comentó que "había sido el
comentario más asqueroso que había oído".
Johnson,
en su autobiografía "Seul to Soul", admitió que usaba esteroides
regularmente desde 1981 por orientación de su entrenador, Charles Francis.
"Me dijo que todos los velocistas lo usaban. Si yo no lo hacía, nunca
ganaría nada. En aquel momento acepté", reveló el atleta.
"Un
equipo de especialistas nos auxiliaba para que detuviéramos el uso antes de las
competencias", confesó Johnson. El grupo que ayudaba a Ben creó protocolos
muy precisos para la utilización de la droga. Las inyecciones eran
interrumpidas tres semanas antes de los torneos y, de esa forma, el cuerpo se
encargaba de eliminar los restos de la sustancia. Por tal motivo, Johnson
realizó más de 20 pruebas antidopaje entre 1985 y 1988 y nunca fue detectado.
Ya
fuera de las pistas, el canadiense dedicó su tiempo a trabajar como entrenador
personal. En 1997, fue contratado por Diego Armando Maradona. Dos años más
tarde, desempeñaría la misma función para el hijo del entonces presidente de
Libia, Muamar Gadafi.
Johnson
batió numerosos récords del mundo: en dos ocasiones el de los 100 metros
(Campeonato Mundial de 1987 y en la final olímpica de 1988); el de 50 m, en
1987; y el de los 60 en tres ocasiones (una en 1986, y dos en 1987). Además
ganó el oro en el Campeonato Mundial de pista cubierta de 1985, en París.
Pero,
tras admitir que tomó sustancias prohibidas durante varios años, la IAAF le
retiró todos sus títulos y marcas. Para la entidad, Ben Johnson no ganó nada, y
ante el mundo, el atleta no solo perdió su medalla y el récord, sino también su
prestigio.
Fuente: Deportespe.terra.com
Foto: Getty Images
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