Las
dieta milagrosa, en realidad, creemos que no existe. De existir alguna... ¡todo
aquel que quisiera perder peso la habría seguido! Lo que si es cierto es que
unas buenas pautas de conducta al alimentarse ayudan a adelgazar
El
cuerpo, por naturaleza, se "niega" a perder peso en un acto de
"autodefensa", como protección, y con el fín de no perder nutrientes.
Os damos nueve consejos (el de la portada tampoco hace falta que lo tengáis muy
en cuenta), para que la pérdida de peso sea más fácil, factible y efectiva. Éstos
son:
1)
Márcate objetivos que puedas lograr
El
primero de ellos, el perder peso pero no a costa de pasar hambre. Es bueno que
no comáis excesivos hidratos de carbono y pocos dulces para que el Índice
Glucémico (IG, no se "dispare" y os dé un ataque de hambre, y rompáis
la dieta. Se trata de
que, fundamentalmente, el índice glucémico y la insulina
no se suban por las nubes, así como el colesterol "malo" (LDL).
2) Mide
tu cuerpo
Para
saber si estás perdiendo masa grasa y ganando músculo, porqué puede ser que si
reduces la ingesta de hidratos de carbono y aumentas la de proteínas (siguiendo
a modo y manera la pirámide LOGI), es factible que la báscula varie poco, sobre
todo al principio, pero por una "buena causa": perder grasa para
ganar músculo. Po rello es bueno qu econ una cint amétrica de coser te midas la
cintura, las caderas, los brazos, etc. y analices como varían estas medidas a
lo largo del tiempo.
3) Come
cuando tengas hambre
Si
tienes hambre (ojo, no confundir con la sensación de sed), debes de comer. Eso
sí, trata de eliminar alimentos ricos en azúcar y féculas por otros con más
agua y fibra. Es decir, potencia las ensaladas, la verdura, la fruta y las
legumbres.
4) Come
grasa "buena"
La carne
que consumas es preferible que sea roja magra, la leche desnatada o
semi-desnatada, los quesos extragrasos y los embutidos, mejor elimínalos de tu
dieta, y los pescados grasos, como la trucha, el arenque, el salmón o el atún,
consúmelos sin reticencias, ya que contienen una cantidad importante de ácidos
grasos Omega-3. Para los platos fríos, mejor aceite de oliva o de nueces, ya
para guisar o freír, te recomendamos el aceite de colza.
5) Haz
caso de la carga glicémica
Es
decir, vigila el consumo de alimentos ricos en azúcares e hidratos de carbono
que puedan tener un Índice Glicémico elevado. Las patatas y el arroz blanco,
por ejemplo, debes consumirlos, pero con mesura. Los alimentos integrales,
aunque son más ricos en nutrientes, contienen una carga glicémica mayor.
Si has
de consumir productos con elevado índice glicémico, mejor hazlo por la mañana:
como el metabilismo está más activo, y te has de mover durante todo el día,
quemarás más calorías y acumularás menos tejido adiposo.
6)
Consume lácteos
Como la
leche o el yogur (con poca o nula cantidad de nata), quesos desnatados, kefir o
cuajada. Al ser alimentos ricos en calcio, harán un bien a tus huesos y
dificultarán el que se acumule una mayor cantidad de grasas.
7)
Disfruta de la comida
El
alimentarse no es sólo sinónimo de nutrición, sino también de places. Come
sano, y disfruta de los sabores.
8)
Calorías de calidad
Cuanto
mayor calidad tenga el alimento que consumas, más te saciará, más te alimentará
y controlarás mejor lo que comes, y cuanto comes. En definitiva, te ayudará a
perder peso.
El
deporte, además de mejorar tu estado físico y mental, te ayuda a perder peso y
a mejorar el tono muscular. Por ello es indispensable que te traces una rutina
de ejercicio realista, que pueda seguir prácticamente a diario y que no sea, ni
muy exigente, ni muy aburrida.
En estos
casos es aconsejable que, igual que seguramente vas a contratar los servicios
de un nutricionista (o, en cualquier caso vas a consultarlo), te
recomendaríamos que un entrenador personal o alguien muy experto en personas
inicialmente sedentarias que empiezan a hacer ejercicio. Este entrenador te
seguirá, te apoyará y te aconsejará en una faceta muy importante de tu nueva
vida: el deporte, y el deporte prácticamente cotidiano.
Fuente: runners.es
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