Bekele se pone a prueba en Doha tras dos años maltratado por las lesiones con la mente puesta en un nuevo doblete olímpico
Kenenisa Bekele. |
No debe
de ser fácil para una auténtica leyenda como Kenenisa Bekele que el último
recuerdo que tenga el gran público de él sea el de un atleta desfondado, el de
un campeonísimo incapaz de acabar un 10.000m, su prueba fetiche, en los Mundiales
del pasado verano en Corea. Pero más difícil aún
parece, para un atleta que está a punto de cumplir 30 años como él, levantarse
otra vez, volver a los entrenamientos –y a ganar, como hizo en septiembre en
Bruselas- tras un par de años en los que las lesiones no han tenido piedad con
el
etíope. Por eso en Doha (Catar), Hoy viernes empieza la temporada atlética,
todo el mundo se pregunta cómo está el pequeño y parco en palabras Bekele. Y
esa, claro, ha sido la primera pregunta de los periodistas que cubren la
primera etapa de la Diamond League: “¿Cómo se encuentra?”. La respuesta, con
una sonrisa: “Me encuentro bien. Soy feliz, no tengo ninguna lesión y estoy
entrenándome bien”.
Bekele está en Doha, donde ha sido invitado EL PAÍS,
para correr un 3.000m. Una prueba que espera sea “rápida porque todo el mundo
está fresco”, explica. Pero lo que espera el mundo de él es que confiese si
doblará en Londres, si intentará
repetir la proeza de Pekín, donde se proclamó campeón
en 10.000, su prueba fetiche, y 5.000m: “Si estoy bien, lo intentaré. Para mí
sería importante estar en unos terceros Juegos [en Atenas fue oro en 10.000m y
plata en 5.000]”, es lo máximo que concede. Eso y que si tiene que elegir
optará por el 10.000, la prueba en la que primero se coronó, allá por 2003,
cuando se proclamó campeón del mundo en París pero solo pudo ser tercero en 5.000m, y en la
que podría proclamarse campeón olímpico por tercera vez. De ambas pruebas aún
tiene el récord del mundo.
Para el mejor fondista de la historia, con permiso de
su compatriota Gebrselassie, han sido años duros. “No era solo la lesión”,
explica, “es que no conseguía recuperarme. Lo intenté dos o tres veces y volvía
a caer. En esos momentos me sentí muy mal, creí que no volvería a la
competición”.
Pero ahí estaba su mujer, su familia, sus amigos, su
manager, para apoyarle. “Me dijeron: ‘cuídate’ y todo llegará”. Y parece que
así ha sido. “Ahora me entreno duro para evitar lesiones”, asegura, aunque
reconoce que no se entrena al mismo nivel y que no está al 100%. Al margen de
los entrenamientos, Bekele ha invertido en la construcción de un complejo
atlético-hotelero a 10 kilómetros de Addis Abeba del que está muy orgulloso.
En estos dos años complicados, la reunión de Bruselas
fue para el etíope un punto de inflexión. “Me permitió recuperar la confianza,
ver el futuro más brillante. Mentalmente fue una carrera muy importante para
mí”. Ganó y logró la mejor marca del año (26m 43,16s) y la confianza de que
todavía estaba entre los mejores.
Ahora es diferente. Los Juegos de Londres están a un
paso. “Quiero ponerme a prueba mañana y ver qué pasa”, asegura el campeón que
evita, como casi todos, cualquier comparación con Usain Bolt, la gran estrella
del atletismo mundial. “¿Está celoso de la atención que prestan al jamaicano?”,
le han preguntado.
“Bolt es uno de los mejores atletas de la historia. Para
nuestro deporte es bueno que se hable de él. Él es diferente. Nuestra historia
es diferente. No hay ningún problema”. Ni con él, ni con los vecinos kenianos.
Tampoco sabe aún que será de él después de los Juegos.
Tal vez probará el maratón, como tantos otros, admite. De lo que no quiere ni
oír hablar Bekele es de la retirada. “No sé cuándo acabará”. “¿A los
cuarenta?”, le pinchan. “Los 40 son mañana”. Y se va tranquilo, como la leyenda que es.
Fuente: http://deportes.elpais.com
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